iPad en la educación por Alvaro Pineda

Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta.
Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta.
Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.
Paulo Freire

El año 2010 comencé a dar clases de dibujo en una universidad privada de Santiago de Chile. Desde niño el dibujo ha sido mi pasión principal, ha guiado mi forma de pensar y de comprender el mundo, y enseñarlo me causa un gran placer y satisfacción. Cuando otros aprenden a comunicar sus ideas por medio de líneas y dibujos simples, siento que estas personas han ganado un poco más de empatía hacia los otros y por seguro, ha ganado también la capacidad de discutir y pensar con los otros, llegar a entenderse con otros. El dibujo es un lenguaje universal, todos hemos dibujado en algún momento de nuestras vidas, hasta que nos hacemos grandes y por alguna extraña razón lo dejamos de lado, nos avergonzamos de esta forma de hablar. En una reciente charla en Madrid, dictada en el marco de la feria MADinSpain, el ilustrador español Puño comentaba al público presente que regularmente en las entrevistas le preguntaban: “A qué edad comenzó a dibujar o cuándo empezó a dibujar?” y él asombrado les devolvía la pregunta diciéndoles “…a qué edad ustedes dejaron de dibujar o cuándo y por qué ustedes dejaron de dibujar?” Es verdad, si dibujamos cuando niños, por qué dejamos de hacerlo cuando jóvenes o adultos?

En base a esta reflexión y mi interés como profesor por despertar en los alumnos ese querer dibujar o volver a recordar el dibujar, la pregunta que fui construyendo para comenzar a enseñar el dibujo fue la siguiente: “cómo hacer que mis alumnos me vean dibujar de cerca y que sientan el avance y recorrido del lápiz al mismo ritmo que escuchan las ideas fluyendo de mi boca, las que se conectan con alguna parte de mi pensamiento? Dibujar es pensar, y si 25 alumnos pueden experimentar eso, sin duda serán capaces de sentir la alegría que hay detrás del acto de dibujar, aprenderán a conectar pensamiento y mano para lograr relatar algo a otro, entenderse con otros. A este ejercicio lo he llamado proceso, entendiendo proceso como el conjunto de momentos, gestos y memorias que van quedando acumuladas y registradas en algún soporte físico, el papel en el caso del dibujo. Una película de cierta forma es también un proceso, mantiene nuestra atención y la conecta con nuestra memoria. “Cómo puedo lograr todo esto?”, me preguntaba a comienzos del 2010.

Afortunadamente, mi inicio como profesor de dibujo coincidió con la presentación de la tableta táctil iPad, el conocido dispositivo con pantalla táctil de la compañía Apple. Durante esa presentación se realizó una demostración de algunas aplicaciones y características del equipo. Fue durante ese evento donde encontré la respuesta a mi pregunta: una de las aplicaciones enseñadas fue “Brushes”, la cual era capaz de reconocer los trazos de un lápiz stylus sobre la pantalla – una especie de lápiz con punta de goma – y ser visto al mismo tiempo por una gran audiencia. El presentador rayaba sobre la pantalla como si fuera una hoja de papel, podía tocar lo que estaba dibujando y relatando, todo el público seguía sus trazos proyectados en una gran pantalla. Desde entonces y una vez teniendo el iPad en mis manos un par de meses después, pude poner a prueba con mis alumnos la siguiente metodología: ellos tenían lápiz y papel en su mesa y en una sala semi oscurecida veían en el proyector como yo con la aplicación del iPad iba trazando formas y contándoles al mismo tiempo los métodos para lograr dibujar una idea y su proceso de desarrollo. En este tipo de ejercicios cuidaba tener un trazo similar al que ellos usarían luego sobre el papel y los mismos espesores y colores de lápiz. Así, el iPad pasaba a un segundo plano, nunca se asombraron por los efectos de la aplicación, sino por la didáctica de ver un proceso completo de principio a fin, con los mismos errores, dificultades y herramientas que ellos tendrían que usar.

Esta experiencia fue el inicio de un camino de tres años, donde he incorporado el iPad en todas mis clases, siempre buscando trabajar e investigar nuevas aplicaciones, estudiando sus posibilidades, pero también con el constante ejercicio de preguntarse cuál es la pregunta a resolver, el para qué de la App. Bien sabido es por todos que la tecnología no mejorará ningún proceso humano si a ésta no la enfrentamos con un problema real, una pregunta que no nos permita avanzar en algún proceso cotidiano. Mirado así, la tecnología será solo decorativa y poco trascendente, quedará como un intento de mejorar la calidad de vida de las personas, pero sin éxito. Lo anterior lo menciono con certeza: durante los últimos tres años he realizado más de 150 clases con iPad, 10 talleres de iPad y he trabajado con más de 200 alumnos. Los resultados han sido extraordinarios: la comprensión de los ejercicios de dibujo ha aumentado, el interés por dibujar en clases se consolidó y la motivación por querer dar a entender sus ideas a través de dibujos creció. El dibujo fue entendido como un camino para exponer y defender las ideas, basándose en un principio de empatía con quien me escucha y desea conocer lo que quiero decir.

Ahora bien, bajo esta experiencia siento que es muy posible pensar que en Chile puede funcionar un método educativo con uso intensivo de tecnologías táctiles y dejar atrás el paradigma que sólo un plan «one to one» (un iPad por niño), al estilo norteamericano, es eficiente. Todo pasa por la metodología involucrada y el correcto uso de las aplicaciones, la creatividad con que los profesores podemos intervenir en la enseñanza y la experiencia significativa que se le da a esa clase.

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Durante estos tres años de investigación y práctica, fue imposible no conocer la historia de Leo, un niño asperger que gracias al uso de un iPad ha podido desarrollar y manejar de mejor forma sus relaciones sociales e independencia, principalmente con su madre, Shannon Des Roches, quien mantiene un blog actualizado diariamente con los detalles de su historia y vida cotidiana, las aplicaciones y formas de uso con que Leo usa el iPad. Un ejemplo claro es el nivel que Leo logró al usar aplicaciones de dibujo, “para él es más fácil usar sus dedos que un lápiz”, relata su madre en un post que pueden revisar visitando su blog en esta página.

Reconozco tener un reciente interés en el tema asperger a causa del testimonio de esta madre y su hijo Leo, pero al mismo tiempo hoy se me hace más evidente la importancia de entender las tecnologías táctiles y el dibujo como dos herramientas clave en la incorporación de niños y personas con asperger en nuestro diario vivir, es en la empatía del dibujo donde yo veo una oportunidad de comunicación, de entenderse y querer comprender lo que un niño en esta condición quiere exponer, conocer su pensamiento en última instancia. Ha sido tanto mi entusiasmo con este cruce de historias, que durante este año 2013 comenzaré a trabajar en esta idea a través del proyecto Apprende, emprendimiento personal que funcionará como una StartUp de investigación, capacitación y entrenamiento de tecnologías táctiles en miras de mejorar de forma eficiente los procesos cotidianos de profesores, profesionales y personas con interés en el uso de tablets como el iPad. Sin duda mi mayor desafío será colaborar con la Fundación Amasperger Chile, difundir y poner en práctica la experiencia que les he contado. Espero que se repita el milagro de Leo y su madre Shannon y que otras historias desde nuestro país se conozcan como ejemplo de éxito con la ayuda de tabletas táctiles.

 

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Álvaro Pineda Ancieta

Arquitecto y fundador del proyecto “Apprende”

www.alvaropineda.com

En twitter: @a1var0

One Response to iPad en la educación por Alvaro Pineda

  1. Reblogged this on Espectro Autista en Chile and commented:
    «hoy se me hace más evidente la importancia de entender las tecnologías táctiles y el dibujo como dos herramientas clave en la incorporación de niños y personas con asperger en nuestro diario vivir, es en la empatía del dibujo donde yo veo una oportunidad de comunicación, de entenderse y querer comprender lo que un niño en esta condición quiere exponer, conocer su pensamiento en última instancia» Excelente!

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